viernes, 2 de enero de 2009

La Vocación



“Hay que ser humilde trabajador de la viña del Señor”

Debemos escoger un camino, no un a camino que sea simplemente bueno, si no “el mejor” para mi alma. ¡La juventud queridos hermanos no se hizo para el placer si no para el heroísmo! Porque contentarnos con menos, cuando hemos encontrado lo más valioso, por lo cual vale la pena vivir…

El mundo necesita jóvenes valientes, en medio de un mundo desenfrenado.
¿Deseas ser verdaderamente feliz? ¿Has pensado el sentido de tu vida?
El mundo ofrece mucho y a la vez nada, pues todo termina, la tan ansiada felicidad que ella nos ofrece al poco tiempo parece esfumarse y no es capaz de llenar nuestro corazón, fuimos creados por Dios y para El nuestro corazón esta capacitado para amar, dentro del corazón de cada ser humano hay un deseo de búsqueda del creador, un deseo hacia la verdad plena, hacia la felicidad verdadera…

En Cristo encontramos esa verdad y felicidad que tanto ansia nuestro corazón, así nosotros no podemos callarnos ante esto, en nuestro interior también deseamos compartir lo que hemos encontrado, así como en aquella ocasión que San Juan Bautista dijo a sus discípulos “Ese es el Cordero de Dios” al escuchar esto dos de sus discípulos siguieron a Jesús, El al verlos les pregunto: “ ¿Qué buscan?, Y se quedaron con El, uno de ellos era Andrés hermano de Simón Pedro, quien siguió a Jesús por la palabras de San Juan, Andrés no se quedo callado y fue en busca de su hermano Simón y le dijo: “hemos encontrado al Mesías” lo presento a Jesús que mirándolo le dijo: “tu eres Simón hijo de Juan, pero te llamarás Kefás” (Juan 1,35-42)

Sabemos que muchas personas necesitan un encuentro con Cristo, conocerle, aquella necesidad que el mundo tiene de una esperanza que creen haber perdido o que no existe,
La Virgen en su mensaje en Portugal dijo: “Van muchas almas al infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas…”

La vocación es un llamamiento interior, sentido hacia un modo especial de vivir y actuar, Dios tiene un gran deseo de salvar a toda la humanidad y para eso va llamando a ciertas personas a que le colaboren mas directamente a esta labor, cada invitación es única, especial de Dios para colaborarle en la misión de salvar almas, siendo sus instrumentos, instrumentos de amor.

El llamado a la vida consagrada no es nada mas que un llamado al amor y su paga por así decirlo es mucho mayor que cualquier bien de la tierra, nos dice Jesús en el evangelio: “quien deje sus bienes por amor mío recibirá el ciento por uno en este mundo y después la vida eterna”, vale la pena dejar todo por “El Todo”.

En San Mateo encontramos estas palabras “¿de que le aprovecha a una persona ganar el mundo si pierde su alma?“ Y es que nos afanamos tanto por conseguir tan poco, ¡cuando podríamos ganar la vida eterna! Y hacer que otros la encuentren acercando almas a Cristo.

No tengamos miedo a responderle Cristo, pues es el mismo quien nos llama y no nos dejara solos, recordemos siempre las palabras de Jesús: “no me habéis elegido vosotros a mi, si no yo a vosotros”

Pongamos esa inquietud de nuestros corazones en la gran protectora de nuestra vocación:
“Nuestra Madre Maria” que sea ella quien proteja nuestras vocaciones de las garras del maligno que sin duda va al acecho de ellas, que las pruebas no nos perturben, invoquemos a Maria, que sea ella quien por su intercesión nos conceda la gracia de serle fiel a nuestro amado Señor.

Recordemos que un buen Patrón no olvida nunca a sus servidores, mantengamos viva la semilla de la vocación en nosotros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario