sábado, 14 de enero de 2012

Reportaje sobre la RUTA MONÁSTICA



Iniciativa vocacional en diez monasterios de clausura de León:


Diez comunidades de vida contemplativa, de la diócesis de León, han relanzado una ruta monástica, en la que pueden participar mujeres con inquietud vocacional. La ruta ya se organizó en 2008 y 2009, y participaron 21 personas con edades entre 17 y 46 años. Tres de ellas ingresaron después en las Comunidades carmelita, benedictina y dominica. Algunas de las que hicieron la ruta cuentan sus vivencias

Diez comunidades religiosas, de siete carismas diferentes -agustinas recoletas, benedictinas, cistercienses, carmelitas, clarisas, concepcionistas y jerónimas- se han unido para relanzar la ruta monástica, alentadas por el obispo de León, monseñor Julián López. Cinco comunidades están en la capital leonesa; y cinco, en la provincia de León.

La ruta, que supone una novedosa iniciativa en la historia de la Iglesia, ofrece la posibilidad de conocer de primera mano las diez comunidades y experimentar sus carismas. Las participantes pueden convivir durante unos días con las religiosas, rezar con ellas, hacer las preguntas que quieran... Participan en la Liturgia de las Horas, en la Eucaristía y en una hora de Lectio divina compartida, en la que reflexionan juntas sobre relatos vocacionales que presenta la Sagrada Escritura.
Todas las mujeres que han vivido la ruta monástica valoran muy positivamente la experiencia, pues les ha permitido conocer de cerca la riqueza de la vida contemplativa, convivir y compartir sus inquietudes. Recogemos a continuación algunos testimonios, entre los que están los de dos jóvenes que han descubierto y seguido su vocación religiosa.

Dios llena plenamente mi vida
Una de las jóvenes que hicieron la ruta monástica en 2008 es la Hermana Alicia María del Espíritu Santo, del Carmelo de León. Cuenta que, aquel año, «todavía no tenía definida mi vocación a la vida contemplativa, ni siquiera a la vida religiosa. Pero estaba viviendo un momento de interrogante en mi vida. En ese tiempo de discernimiento, providencialmente, una amiga me invitó a hacer esta ruta monástica y, animada por mi director espiritual, realicé esta experiencia. Nada tenía que perder: conocer las cosas ayuda a resolver».
Alicia recuerda que, «en la visita a cada monasterio, tuve la oportunidad de preguntar y aclarar todas las dudas que tenía sobre esta vida; ver y conocer a las Hermanas de cada comunidad con su experiencia de vida; hablar con ellas... Con las chicas que hicieron la ruta, pude compartir muchas cosas: un mismo sentir, buscar y... ¡hasta un mismo dudar!»
Durante la ruta monástica, Alicia descubrió su llamada a la vida religiosa. Después, hizo una experiencia vocacional en el Carmelo de León, y se sintió atraída por su carisma. Inició el postulantado y, «si Dios quiere, en febrero haré la profesión de votos temporales. Doy gracias a Dios por el don de la vocación que me ha regalado. Estoy feliz en este camino de seguimiento de Cristo, en el Carmelo. Él llena plenamente mi vida, y estoy segura de que, en comunión de vida con Él, mi vida desde el silencio y la soledad es fecunda para la Iglesia y para todos los hombres. Animo a todas las jóvenes que se sienten atraídas por la vida consagrada a que, como María, pronuncien su Hágase: no se arrepentirán de haberse entregado al Amor».

Les estoy eternamente agradecida
Otra de las jóvenes que han hecho la ruta monástica, María José, recuerda que fue «una de las mejores experiencias de mi vida. Descubrí el verdadero cristianismo que no encontraba a mi alrededor, en el entorno donde vivo. Conocimos a unas mujeres maravillosas, que nos cuidaron mucho y nos enseñaron a querer a los demás, a hacer oración con la Lectio divina, y a conocer el valor de la liturgia y del modo de vida que siguen. Nos formaron, pero antes, nos amaron y nos acogieron con un calor especial. Les estoy eternamente agradecida».
María José cuenta que allí conoció a otras chicas que estaban en una situación muy parecida a la suya: «Aunque éramos muy diferentes entre nosotras, todas nos queríamos mucho, porque teníamos lo más importante en común, que es esa inquietud por buscar la verdad y encontrar a Cristo. Algunas de ellas se comprometieron libremente a vivir una vida consagrada. Pero mi consagración fue a través del matrimonio con un hombre creyente como yo, con el que vivo diariamente nuestra vocación cristiana». María José considera la ruta «un regalo de Dios para enseñarme a ser mejor cristiana y mejor docente».
Otra María José relata que, para ella, lo más importante de la ruta fue «compartir la oración, las miradas y saludos de las Hermanas, tan llenos de significado y tan transformadoras; y estar más atenta y cerquita del Señor. Muy enriquecedor también fue conocer a mis compañeras de ruta. Hemos compartido inquietudes, experiencias que no olvidaremos nunca. Todas hemos descubierto en esta ruta lo que el Señor quiere para nosotras; y es que le digamos: Hágase tu voluntad».
María José conoció la ruta a través de Internet: «Me lancé. Era el primer viaje que hacía sola, pero no tenía miedo. Enseguida, conocí a las chicas y a las Hermanas, y estaba como en familia. Todas las excursiones a los distintos monasterios fueron muy enriquecedoras; y todas las Hermanas, muy amables y cariñosas».

Modos de realizar la ruta
Fátima resume la vivencia de la ruta con una frase que escuchó a un monje benedictino: «Cada monasterio es un acontecimiento del Espíritu Santo». Subraya que «la presencia de las monjas de las distintas comunidades y carismas -sobre todo de las Hermanas más mayores, a través de sus miradas, sonrisas y testimonios- me ayudaron a redescubrir el valor de la entrega. La sola presencia de estas mujeres, con su sabiduría, las convierte en presencias fecundas para los demás».
Silvia recuerda que «teníamos un lema creado por las chicas del grupo: Clarifícate para movilizarte». Y a Stefanía, una chica italiana, la ruta le ayudó a «centrarme en lo esencial y a actuar de forma consecuente».
En el blog contemplativasenruta.blogspot.com pueden verse las opciones de cómo realizar la ruta: en grupo -hay fechas ya fijadas-; visitando una comunidad cada fin de semana; y de forma personalizada -a convenir en función de las necesidades y tiempo de cada persona.

Me encontré con Dios
La Hermana Mercedes es ahora novicia en el monasterio de Benedictinas de Santa María de Carbajal, en la capital leonesa. Hizo la ruta monástica en 2009. Explica que «fue un viaje interior que me llevó hasta ese centro donde viven los anhelos más profundos del corazón, donde te encuentras con la desnudez de tu propio ser..., y con Dios, de una forma misteriosa pero cierta a la vez».
Esos días supusieron para ella «una segunda conversión que, desde la distracción en que me encontraba, me llevó a poner de nuevo mis ojos en los Suyos, mi corazón en Él. Fue como una invitación a vivir desde ese centro; uno de esos momentos de luz que te marcan el camino. Supuso seguir escuchando más conscientemente y de forma más clara la voz de Cristo, que me sigue hablando en cada momento de mi vida, y me va pidiendo respuestas que van configurando poco a poco mi camino. Para mí, sigue siendo una voz que provoca, inquieta, anima, seduce, fortalece... Es como una constante seducción que no fuerza ni exige. Se inicia un diálogo precioso, en el que el Señor va a ser quien lleve siempre la iniciativa, esperando una respuesta».

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