viernes, 21 de octubre de 2016

¿Cuáles son esos enemigos del matrimonio y de la familia y cómo podemos defendernos de ellos? Aquí una galería.

1. Los que te invitan a salir constantemente y proponen lugares “no apropiados”

¿Qué parte del “no” no entendiste querido amigo? Ya sé que estás aburrido y la vida sin mi presencia no tiene sentido. Pero ahora soy una persona casada y no tengo tiempo para ir al Campeonato Intercontinental de Ludo. Sobre todo si ese campeonato tiene lugar en una discoteca con chicas bailando semidesnudas en los parlantes. ¿Comprendes que ahora tengo otras prioridades y que me espera mi esposa en casa para hablar de temas que me interesan a mí y a ella? ¡Gracias por ser tan comprensivo!


2. Los que se burlan de que solo haces las cosas que tu esposo/a te dice

¿Y a quién quieres que le haga caso? ¿A mi mamá? ¡Para eso me casé, para no tener que hacerle más caso! ¿A tí? Convengamos que no eres el mejor consejero. Me casé con la persona más bella del mundo, que me ama y quiere lo mejor para mí. Y además me lo demuestra todos los días con su paciencia y su cariño. ¿Te molesta que confíe ciegamente en ella? ¡Cuánto lo lamento! ¡Cásate y verás! ¡Es la mejor idea del mundo!
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3. Los que se burlan porque tienes que “pedir permiso”

Como comprenderás, querido amigo, confío en mi cónyuge a ciegas. Y ella confía en mí del mismo modo. ¿Y cómo llegamos a ese grado de confianza? ¡Pues siendo confiables! Si me voy a ir a jugar un partido de fútbol con mis amigos, la cortesía indica que la llame y le avise para que se sienta segura de dónde estoy y qué estoy haciendo. Porque además, ella puede necesitar otra cosa de mí, y si le aviso antes de irme, puedo cancelar este programa tan divertido para ir y hacerla feliz con mi ayuda. Se llama compromiso.

4. Los que hablan cosas malas de su esposa o esposo

¿Has oído hablar del club de Fans de mi esposa? ¡Yo soy el presidente y principal miembro! ¿Que mi esposa tiene defectos? ¡los tiene! como todo ser humano, pero eso no significa que tengo que comentarlos cada vez que se me ocurre para yo quedar bien parado. Además sus cualidades positivas son mucho más importantes que esos defectos que todos tenemos.

5. Los que hablan mal de matrimonio y de las personas que están casadas

A ver, querido amigo, ¿Cómo te lo explico? Casarme fue lo mejor que me pasó en la vida. Yo entiendo que tienes tus reparos, pero eso no quiere decir que tenga que soportar tus sermones en contra del matrimonio. Comprendo que quieras seguir solo, pero, ¡yo soy inmensamente feliz con mi esposa! ¿Qué te hace creer que lo que me dices va a cambiar mi modo de ver el matrimonio? Si yo he tomado la decisión de casarme es porque asumí un compromiso y debo esforzarme para que este se mantenga, entonces no me ayudan tus comentarios.

6. Los que no colaboran en casa

Hombres y mujeres somos muy distintos al llegar a casa. Los hombres creemos que el día ya está cumplido. Y para las mujeres, el día no hace más que comenzar. Si ambos trabajan fuera de casa, ¿qué nos hace creer que podemos tirarnos a hacer nada mientras la mujer trabaja abnegadamente para la familia dentro de la casa? Si bien es cierto que el hombre necesita el “reposo del guerrero” al volver a casa, ese reposo, puede ser de media hora o cuarenta minutos, y después, ¡A ayudar, amigo, que las cosas no se hacen solas en la casa! ¡Es tu esposa, no tu empleada!

7. Los que se burlan de su propio conyuge

¿Te parece eso le dices en público? ¿Qué no se dirán en privado? Cuando te casaste con ella o él, ¿no era que habías prometido amarlo y respetarlo? ¡No te burles en público de tu cónyuge, se ve horrible! Si no lo puedes alabar, ¡entonces cállate! Pero mucho mejor, elógiale lo que tenga de elogiable, y sufre con paciencia lo que tenga de criticable.

8. Los infieles

Y cuando digo infieles, no me refiero solamente a los que concretan las infidelidades. Me refiero a los que no pierden oportunidad de coquetear con cualquiera que se ponga a tiro. Los que no tienen ojos solo para su esposa. Los que miran pornografía. Los que tienen amistades con personas del otro sexo a espaldas de su cónyuge. La fidelidad tiene que ser no solo de apariencia. El corazón tiene que ser fiel a nuestro cónyuge.

¿Qué tienen en común todos estos enemigos del matrimonio? Todos tienen que ver con algún grado de inmadurez. 

domingo, 9 de octubre de 2016

Somos la generación que no quiere relaciones

Queremos una segunda taza de café para las fotos que subimos a Instagram, otro par de zapatos en nuestras fotos artísticas de pies. Queremos poner en Facebook que tenemos una relación para que todo el mundo pueda darle a "me gusta" queremos una publicación digna del hashtag #parejaperfecta. Queremos llevar acompañante a las bodas a las que nos inviten (¿Cómo lo habrán hecho? ¿Cómo habrán conseguido un felices para siempre?). Pero somos de la generación que no quiere relaciones.



Queremos la fachada de una relación, pero no queremos el esfuerzo que implica tenerla. Queremos cogernos de las manos, pero no mantener contacto visual; queremos coquetear, pero no tener conversaciones serias; queremos promesas, pero no compromiso real; queremos celebrar aniversarios, pero sin los 365 días de esfuerzo que implican. Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos a entrenar.

No queremos relaciones: queremos amigos con derecho a roce, "mantita y peli". Queremos todo aquello que nos haga vivir la ilusión de que tenemos una relación, pero sin tener una relación de verdad. Queremos todas las recompensas sin asumir ningún riesgo, queremos todos los beneficios sin ningún coste. Nos lo tomamos con calma: vamos viendo a dónde van las cosas, no nos gusta poner etiquetas, simplemente salimos con alguien.

Cuando parece que la cosa empieza a ir en serio, huimos. Siempre hay más oportunidades de encontrar el amor. Pero hay muy pocas de mantenerlo hoy en día...porque el amor es...Construir.