domingo, 29 de mayo de 2016

Testimonio vocacional de Pablo Romero Santa, seminarista diocesano de primer curso.

Hola me llamo Pablo, en mi familia somos ocho miembros yo soy el hijo mayor.
Desde antes de hacer mi primera comunión yo decía que quería ser cura, cocinero o profesor.
Siempre me llamaban la atención los monaguillos así que comencé a serlo en unas fiestas de la Virgen, y ya llevo siete años sirviendo el altar. Se valió el Señor de la “ilusión” de querer salir en una procesión para empezar a realizar su obra en mí.

Al comenzar las catequesis de confirmación mis compañeros se burlaban de mí, y pensaba… ¿será que debería dejar de venir tanto a la iglesia? y tuve que elegir si dejar un poco de lado la Iglesia para que no se metieran conmigo y así  salir más con los compañeros, o quedarme en la Iglesia que es lo que me gustaba. Al final elegí quedarme.

A quien apuesta por el Señor Él lo recompensa, me regaló a dos verdaderos amigos que me han ayudado mucho: Daniel y Carlos, dos jóvenes que se iban a confirmar y que vivían una vida cristiana de una forma más seria. Daniel y Carlos entraron al seminario en el 2009, y a raíz de esto yo me preguntaba: “si ellos, jóvenes como yo, con sus virtudes y defectos quieren ser sacerdotes ¿por que yo no?”. Pero a pesar de hacerme preguntas y tener la inquietud no terminaba de tenerlo claro.

Después de la confirmación, conocí a D. Asensio y me volví a plantear en serio la vocación, y poco a poco he podido ir descubriendo que el Señor me llama al sacerdocio. Empecé a cuidar mi vocación acudiendo frecuentemente a los sacramentos y sobre todo a la oración.

En el 2010 participé en una convivencia vocacional y me fui a la JMJ de Madrid con el Seminario San Fulgencio. Este año he hecho el curso introductorio en el seminario mientras terminaba 2º de Bachillerato. He ido conociendo la vida del seminario, he crecido en el trato con el Señor mediante la oración, la formación espiritual y humana y sobre todo me ha ayudado a poder dar testimonio de que soy cristiano y quiero ser sacerdote. Poder descubrir que eso es lo que Dios quiere de mí y que es donde puedo ser feliz, es lo más grande.

El 12 de septiembre de 2012 entré por fin al Seminario, cuento con vuestras oraciones por mí y por las vocaciones.

Animo a todos los jóvenes a no quedaros solos si estáis sintiendo que el Señor os llama a algo más. Buscad ayuda y decidle que sí, pues os puedo asegurar que solo seréis verdaderamente felices cuando respondáis a lo que el Señor os está llamando. Gracias.

sábado, 21 de mayo de 2016

Dios tiene...

Dios tiene su forma de llamar, de suscitar, de inspirar, de seducir...
El Señor tiene su "pedagogía", no llama al corazón de una forma ruidosa y extraordinaria sobre lo que tenemos que hacer. Más bien, después de mover lo más profundo de nuestra alma, confirma desde fuera, por medio de los demás y por los acontecimientos, su designio sobre nosotros...
Y tú, JOVEN, ¿le has preguntado a Jesús qué quiere de ti?
Hermana Ana Martínez Ramírez, monja misionera agustina recoleta, Granada-España. Whatsapp 608854420




miércoles, 11 de mayo de 2016

6 famosos que se salvaron del aborto

1. Celine Dion



2. Andrea Boccelli




3. † Roberto Gómez Bolaños «Chespirito»



4. San Juan Pablo II


5. Cristiano Ronaldo





6. Tim Tebow




martes, 3 de mayo de 2016

9 preguntas que todo buen novio debería saber contestar

1. ¿Por qué me amas? ¿Es amor superficial?

2. ¿Serás capaz de enamorarte cuando la rutina te atrape?

3. ¿Te quedarás conmigo en los momentos más duros?

El matrimonio no es una eterna luna de miel, y los “momentos duros” no solo refieren a la muerte y la enfermedad del cónyuge. Muchas veces están escondidos en la misma cotidianeidad, desde el cansancio luego del trabajo, en el mal humor después de distintas contradicciones, en el agotamiento por permanecer en vela atendiendo a un hijo enfermo…

4. ¿Qué tipo de padre/madre quieres ser?

Es importante hablar, ya de novios, de las expectativas respecto a la paternidad. Realmente no se trata solo de querer ser un buen padre, porque es categórico que todos desean serlo. ¿Cómo crees que es un buen padre? ¿Qué valores quieres enseñar a tus hijos? ¿Bajo qué principios los educaríamos? ¿Cuál es tu postura respecto a la apertura a la vida?

5. ¿Nos pediremos perdón si nos equivocamos, aunque cueste?

En una oportunidad el Papa Francisco aconsejó a los novios. El tiempo de noviazgo es un buen momento para ir ejercitando este pedir perdón.

6. ¿Estarías dispuesto/a sostenerme cuando yo no pueda hacerlo?

Hay muchas maneras de entender esta pregunta. Emocionalmente, ¿vas a tener la paciencia para aguantarme cuando ni yo mismo/a me soporte?

7. ¿De verdad crees que hace falta que nos casemos?

Por todos lados oímos que el matrimonio es apenas “un papel”, un acto social. ¿Es verdaderamente eso, para ti?, ¿un escalón burocrático? Es importante saber qué significa el matrimonio para la otra persona. Porque es algo más (mucho, mucho, mucho más) que un mero certificado. Es una vocación, elevada a sacramento, un camino de santificación, una entrega total.

8. ¿Rezarás por mí?


9. ¡Una advertencia final!

Uno no se lanza a correr hacia la meta sin previo entrenamiento. Y el noviazgo es eso, entrenamiento.