lunes, 31 de agosto de 2009

¿Por qué te hiciste monja?

¿Por qué te hiciste monja? Difícil pregunta la que me hiciste el otro día en el grupo de fe, pero trataré de responderte.
Si te dijese: "háblame del enamoramiento"… Supongo que te resultaría difícil, aun estando enamorado. Si nunca lo has estado, te resultaría imposible.
Hay experiencias personales como las de la amistad, el amor y otras, que resulta difícil traducir a palabras. Sólo pueden ser comprendidas por aquellas personas que las han vivido.
Hablar de la propia vocación sólo puede hacerse desde el amor. Si no se tiene a Dios como valor supremo que polariza toda tu vida, hablarte de ser monja te hará gracia o te resultará ridículo.
Al hacerte monja, no renuncias a amar, dejas un amor por otro mayor. Dicho más simplemente, quiero que si alguien me necesita me encuentre con sólo llamar a mi puerta.
Vocación significa llamada. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Esto puede sonarte a chino, pero no es así. A lo largo de la vida, Dios comunica (a través de la familia, el colegio, un grupo de fe, un rato de oración, un testimonio, una necesidad, una acontecimiento…) este plan e invita a seguirlo.
Hay dos tipos de personas: las que buscan con esfuerzo saber cual es la voluntad de Dios para ellas, y las que la encuentran, porque un Dios les pasa un día por delante de las narices.
Yo soy de las segundas. Dios, para el que no cuentan el tiempo ni la edad, me llamó siendo muy joven. Lo digo sin ningún tipo de complejo. Acerté el "vestido" que me convenía a la primera y no he necesitado probarme otros ya.
La vocación más que una opción personal es llamada. ¡No fue idea mía hacerme monja! El protagonista de la vocación es Dios. No está mal que así sea, porque Él sabe mucho más.
Prueba de que es más cosa de Dios que de uno mismo: no conozco muchos que inicialmente se hayan entusiasmado mucho con la llamada; más bien, todas presentamos nuestras excusas: es que no puedo, la familia, los estudios, el novio, el qué dirán…
Y es que Dios es un "mal vendedor". Te presenta siempre el lado negativo: "Deja...". Claro que es un dejar por seguirle. Dejar algo para ganarlo todo.
Esto sólo puede entenderse desde la confianza gratuita y la generosidad de por vida de los que están realmente enamorados.
Suele darse una lucha con Dios. Yo definiría el proceso vocacional como un pasar de la derrota al amor. A mí Dios me venció antes, después me convenció, primero me derrotó, ahora me seduce.
Seguro que has vivido la experiencia de estar en medio de un grupo de gente que no conoces y, de repente, oyes tu nombre. Has pasado del anonimato a ser nombrado, de la indiferencia de la gente a ser importante para alguien, de no contar a ser tenido en cuenta, del aislamiento a la amistad.
Cuando Dios llama es para alguna cosa, para una misión. En la medida en que Alguien te dice "tú" y te llama por tu nombre, te descubres como yo, como una persona singular. Desde el momento en que Dios me llama para una misión, me hace más consciente de mí misma, me hace valorar mis propias fuerzas, me hace ver mi dignidad dentro de la creación. La única forma de sentirse persona es que Alguien te llame, ponga su confianza en ti y te confíe una misión. La misma llamada es ya un regalo.
Tu realizas la misión a la que has sido llamado sin tú pedirlo ni merecerlo (y sin tener fuerzas suficientes para ello) y la misión te va construyendo a ti.

Gracias por tu interés y atención.

El trapecio y la Vocación


Imagínate la escena, tantas veces repetida en la pista del circo: el número del trapecio. En él, un trapecista se separa del columpio y se lanza con seguridad hacia el vacío. Llegado un momento, extiende sus brazos hacia los brazos seguros de su compañero que se balancea al mismo ritmo, preparado para agarrarlo.
Todos somos trapecistas. La tierra está, como nuestra vida, en perpetuo movimiento y en difícil equilibrio.
Cuesta lanzarse, es un riesgo, porque uno conoce las limitaciones, tiene dudas, el número podría fallar. Por eso la confianza es fundamental para la vida, sin ella, es imposible vivir.
Fe es la actitud de un niño que confía en su madre, la del adolescente que se confía a un amigo, la del adulto que se enamora y entrega para siempre a otra persona. Tenemos que apelar a la confianza siempre para poder seguir viviendo.
En el número del trapecio nada ocurre por casualidad, es una experiencia de riesgo ensayado y calculado. Pero existen unos segundos de suspensión entre la vida y la muerte, la vida se lanza, llena de esperanza a la búsqueda de un apoyo seguro con el que vencer la muerte. ¿Quién me salvará de la muerte, del vacío?
El numero del trapecio se asemeja mucho a la vocación cristiana. La vocación, como el salto del trapecista, entraña dudas, miedos e incertidumbres. Después del salto mortal, los brazos se elevan hacia el que es capaz de acogerlos, asegurándoles y devolviéndoles la vida. La vocación es, en el fondo, depositar la confianza totalmente en el Otro, en Jesús. Él sí que no puede fallar. Sé de quien me he fiado, que diría san Pablo.
Hay quienes no soportan esos momentos de vacío, de no ver, de no notar nada. Para ellos todo debe estar calculado, razonado, medido, comprobado. Y se aferran a sus miedos para no saltar o se lanzan en los brazos de la nada.
El ejemplo de quienes ya han dado ese salto y nos hablan de las manos de un Amigo, el comprobar que "el corazón tiene razones que la razón no puede entender, el deseo interior que no se va, la experiencia de seguridades humanas que nos han fallado y la confianza en el Otro Trapecista (Dios) es lo que nos empuja a saltar.
Además no estamos solos en el salto. Invisible pero siempre presente está la "red", nuestros amigos, nuestro acompañante espiritual o director que, desde un segundo plano, está siempre ahí, para librarnos de nuestros miedos y acogernos en caso de caída.
¡Atrévete a saltar!

Entrevista a un sacerdote recién ordenado: "Meterse a cura llena la vida"

Jesús es uno de los últimos sacerdotes ordenados en la diócesis de Jaén. Para él este próximo curso va a ser especial, ya que comenzará su ministerio sacerdotal en la parroquia a la que le destine el obispo. Durante el último año de su formación fue destinado como diácono a la parroquia de El Salvador de Alcalá la Real y este verano está provisionalmente atendiendo la parroquia de Torredelcampo. En esta entrevista nos responde a algunos interrogantes sobre su vida y su vocación sacerdotal. Lo entrevista Antonio Garrido de la Torre en Ideal.
-Jesús ¿nos puedes explicar cómo sentiste la vocación para ser sacerdote?
-Tenía 18 años, estudiaba segundo de Derecho en la Universidad de Jaén, cuando fui a la Vigilia de la Inmaculada al Seminario y después de la oración salí diciendo en mi interior que eso había sido una encerrona del cura de mi pueblo para que yo fuera cura. Después fueron muchos meses de dudas y darle vueltas a la cabeza. Hasta que el jueves antes de Pentecostés me levanté y el primer pensamiento fue: «me voy al Seminario». Y así fue.
-¿Por qué crees que a los jóvenes de hoy les cuesta tanto plantearse la opción por el sacerdocio?
-Ojalá lo supiese. No lo sé, tal vez porque el ambiente de hoy está introduciendo en nuestra cultura un estilo de vida a veces incompatible con lo que es verdadero, profundo y real. Pero de verdad es que no lo sé.
-Después de los años de formación en el Seminario, ¿qué destacarías de este periodo de tu vida?
-Las horas en la capilla, la relación con los compañeros, el conocerse uno a sí mismo, el conocer a muchísima gente. tantas cosas importantes para mí.
-¿Cómo crees que deben ser las relaciones con tus compañeros sacerdotes?
-No sé como deben ser, lo que sé es que para la vida de un sacerdote la relación con sus compañeros es fundamental. Ya en mi etapa de diácono he tenido una experiencia muy gozosa al reunirme con otros sacerdotes para pasar un tiempo juntos y siempre produce una gran alegría. También para contarles tus problemas y dificultades, es la mejor forma de salir adelante, tener una buena relación con otros hermanos sacerdotes.
-Coméntanos algo de tu etapa de diácono en la parroquia donde te han enviado.
-Ha sido una experiencia extraordinaria estar en la parroquia de El Salvador de Alcalá la Real. Primero, Andrés, el párroco, me ha tratado estupendamente. Me atrevería a decir que me ha tratado tan bien que me ha mal criado. Luego la gente de la parroquia de El Salvador de Alcalá la Real me acogió desde el principio con un cariño que siempre recordaré. Allí he administrado los primeros sacramentos, he tenido que acompañar a familias en el momento de dolor, he conocido lo que es un arciprestazgo, muchas experiencias pastorales muy enriquecedoras.
-¿Qué puede aportar hoy en día un cura a nuestra sociedad?
-Sentido a la vida. Todos necesitamos caminar en una dirección. El sacerdote aporta algo muy importante a nuestra sociedad: esperanza, algo que a veces parece que las dificultades de la vida van haciendo desaparecer. Y también aporta plenitud, la plenitud que sólo el Dios cristiano puede garantizar.
-¿Qué dificultades crees que puedes tener en tu sacerdocio?
-Supongo que la increencia, los malentendidos. Pero creo que nada que no se pueda superar, con la ayuda de Dios y de los sacerdotes y la gente buena que hay por todos los pueblos. Mucha gente habla mal de los curas, pero no de su amigo el cura porque su amigo es el único cura que no es así. Es curioso ¿no?
- ¿Qué alegrías crees que puedes tener en tu sacerdocio?
-Muchas, mejor dicho, muchísimas. Tenemos la oportunidad de estar cerca de la gente en los momentos más importantes de su vida tanto en sus alegrías como en sus dolores, y en ambos casos creo que al final, somos cauce para que se percaten de que Dios participa con ellos de esos momentos. Creo que el sacerdocio me va a hacer plenamente feliz.
-¿Llena una vida 'meterse a cura'?
-Sí, por supuesto.
-¿Quién es para ti Jesucristo?
-Todo. Mi Señor, mi Salvador, mi apoyo, mi fuerza, mi alegría, mi seguridad, mi esperanza. El amigo que no te falla aunque tú le falles muchísimo. Él único que de verdad nos puede hacer felices.

domingo, 30 de agosto de 2009

"Te he hecho a Tí..."


Queridos hermanos les comparto una pequeña fábula espero les guste y sea de reflexión.

El zorro mutilado.

Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que habia perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se habia hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.

Al día siguiente Dios volvio a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo: "voy también yo a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y éste me dará lo que necesito".

Así lo hizo durante muchos días; pero no sucedía nada y el pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una voz que le decía: "¡Oh tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la verdad!. Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado".

Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios : " ¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?"

Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: "Ciertamente que he hecho algo. Te he hecho a tí"

+Antony de Mello

Si acoges la causa de Cristo y la misión que el te confía, toda la familia humana y la Iglesia en todas las partes del mundo podran mirar el futuro con esperanza y confianza, sobre todo vista desde la fé en que solo en Cristo somos verdaderamente libres.

jueves, 27 de agosto de 2009

Invitación de las Franciscanas Clarisas Descalzas

La comunidad de religiosas contemplativas Franciscanas Clarisas Descalzas del Monasterio de la Santa Cruz de León (España) nos invitan a participar en un encuentro de dos días para hacer un replanteamiento vital y vocacional. La convocatoria está dirigida a chicas jóvenes de España o de fuera del país.
Lleva como lema "Ven a la Fiesta" recordando el pasaje evangélico en el que el rey llena la mesa del banquete con todos los que encuentra en su camino. Todos somos invitados a la mesa festiva de Cristo.

Los interesados en participar, contactar escribiendo a: crecerenvocacion@gmail.com
o llamar al 618 25 67 82 de 10 a 12.

¡Animaos a participar!

domingo, 23 de agosto de 2009

Testimonio de Cintia

Jesús sea en sus almas:


Mi nombre es Cintia soy de Rosario, Argentina. Tengo 17 años y el 2 de noviembre cumplo 18.
Bueno, uno de los Sacerdotes del blog me ofreció si quería escribir un testimonio vocacional acá en el blog…y bueno acá estoy para contarles brevemente esta historia de amor con mi Jesús amado…
Todo ocurrió un 28 de diciembre de 2005 cuando después de una hermosa convivencia cuando íbamos a partir de regreso a nuestras casas, el sacerdote de nuestra comunidad nos invita a ir al Monasterio de las Hnas. Carmelitas que estaba junto a la casa de retiro en la que estuvimos. Las Hermanitas nos atendieron con mucha alegría… nos atendió la Hna. Gaby, que es la Maestra de Novicias… pasamos al locutorio… éramos como 50 en el locutorio… y bueno ella se presenta, presenta a la congregación y nos pregunta si teníamos algo para preguntarle. Y yo no se porque, levanté mi manita y le dije: ¿cómo descubriste tu vocación?
Si me preguntan que me respondió la Hna. Gaby sólo mi Dios lo sabe porque no lo recuerdo, sólo recuerdo el amor de mi Dios latente en mi corazón… estaba en ese lugar pero no estaba….en ese hermoso recogimiento sentí una voz en mi corazón que me decía que eso era lo que quería para mi…
Cuando caí donde estaba y regrese a esa realidad, mis compañeros se estaban retirando y solo quedaban mis coordinadores saludando a la Hna. Yo me quedé sin palabras… estaba en shock…mis compañeros me preguntaban que me pasaba y yo les respondía que nada… así estuve todo el viaje. Cuando regresé a mi casa lo mismo nada… cuando veo a mi papá lo primero que hago es ir corriendo a abrazarlo y a llorar y a decirle que lo había extrañado mucho… no sabia que hacer…tenia mucho miedo… así estuve unos cuantos días… hasta que empecé a negarme todo lo sucedido… para mi todo nunca había pasado… y bueno pasaron así 4 largos años.
Sin embargo, siempre había algo que me hacía recordar ese hermoso momento que me había llenado y recogido tanto el alma… y bueno, no pude soportar más el amor de mi Dios en mi corazón. Algo me impulsaba y lo hable, me comunique con las Hnas. Volví por completo a mi Dios… Pase y paso por grandes cosas… es difícil pero, como dice Santa Teresa de los Andes: “El sufrimiento no me es desconocido allí encuentro mi reposo y alegría pues en la Cruz se encuentra Jesús y ¿que importa sufrir cuando se ama?”
Estoy muy feliz y enamorada de mi Dios, ya hace un año que realice mi discernimiento vocacional en el cual me acompañaron las Hnas. Carmelitas de Ecija y en febrero comencé con mi acompañamiento espiritual para ingresar al Monasterio. Hoy soy Aspirante a Carmelita, soy muy feliz por todo lo que mi Dios me ha dado y me da y me siento muy indigna de mi Dios, con mucha frecuencia me comparo con los grandes Santos y nuestros Santos padres y veo que yo no tengo nada que ofrecerle.
Pero si Él me llama a mi, que no tengo nada para darle, le ofrezco esto… no tener que ofrecerle…y decirle que sí… constantemente como María nuestra reina, Madre y hermosura del Carmelo, mi desierto amado lleno de flores y el manantial de agua viva que es Jesucristo mi amado…mi prometido…
Y allí en ese lugar tan hermoso poder cumplir lo que Él me pide… Ser su jardín cercado donde pueda morar y encontrar consuelo.

Muchas gracias que el Espíritu Santo los guíe hacia la felicidad eterna que es Jesucristo y que con el fuego de su amor los ilumine y les conceda todos sus Dones.

Cintia

lunes, 3 de agosto de 2009

Testimonio vocacional de Manuela (Argentina)


Hermanitos , soy Manuela, una joven de Argentina, les compartiré simplemente la alegría constante de Su Amor… como sabrás, cuando Él algo quiere, lo consigue como Padre que es…Nos va hablando de tal manera y manifestándose que llega a tal punto que rechazar no se puede. Ya no podemos seguir caminando, descubrimos la inutilidad de lo que venimos haciendo en comparación con la grandeza que Dios encierra, y que esa grandeza Divina nada en este mundo puede alcanzarla por lo que es momento de las desiciones y de las opciones radicales.
Todo inicio cuando nací, pero a los 15 empecé a identificar su conquista , dándome cuenta que no podemos llevar a El Amigo sino pasamos tiempo con Él Amigo…Estos tiempos significaron alegrías, peleas, rechazos, confusiones, huidas, regresos, incomprensiones, comprensiones…Cada marquita dejaba su huella, y la caída el aprendizaje. Dolorosas pero necesarias abrazarlas porque son, al final ,una parte del Tesoro.
Saben, todo se modifico este año cuando ya la carrera que vengo haciendo no me hacia feliz, el pensar que me faltan 4 años para terminar y recién ahí entregar a Dios porque debía aumentar los talentos que Él me había dado, con una formación profesional para después dársela, comencé a cuestionar…
Empezó todo a faltarle sabor…. Como decir a Jesús no, mira dejame terminar la carrera que cuando termine te doy el sí… daba vueltas a todo. Necesitaba un identificarme, un fortalecer mi dirección como caminante. Estaba muy desorientada… Gritándole y preguntándole a donde me quería y qué… Pasaban los días y se empezó a manifestar de manera muy concreta…. Sobre todo con respecto al tiempo, y a la fugacidad de él…Mi vocación estaba en manos de la Virgen para que condujera donde me quería su Hijito y muchas de las congregaciones de las cuales tengo contacto me daban vueltas, pero ninguna me identificaba totalmente. Debía ser social (estar en contacto con las personas) y tener una fuerte presencia eucarística., y ni siquiera sabía que existían congregaciones con carisma adorador… por lo que un día desde catholic.net me llega un mail de una congregación con carisma eucarístico, para mi gran sorpresa.
Coloco en el buscador haciendo referencia a congregaciones de esta clase y salta en primera opción una web, eran las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y la Caridad, que para mi asombro tenían casa en donde yo me iba a estudiar (ocurriendo todo esto antes de comenzar el estudio), establecí contacto con ellas, pero ocurrió que de repente todo lo vivido en amistad con Jesús desapareció como de un día para el otro. Era inexplicable. Por lo que decidí abandonar lo comenzado. Caminando por idas y venidas, y muchas caídas/aprendizajes.
Hasta ese día, en que Jesús me demostró que un titulo, una carrera no me enseñaría de Él, que mis herramientas debía buscarlas en su amor y no en conocimientos humanos… que para llevarlo a los demás debo vaciarme de mi misma y hacerle espacio a Él , “Jesús no golpea desde afuera, sino desde adentro” , como me dijo una Santa Madre fundadora un vez. Esas palabras se grabaron y pude comprender la inmensidad de su presencia en cada uno, y la libertad que nos da de hacerle espacio de llenarnos de Él o llenarnos de nosotros mismos…
Caminando un poco mas estando muy desorientada por mi condición y por mi lugar en la tierra, me llevo a descubrir la presencia viva en cada momento y en cada lugar reconociéndome hija y El Padre.
Volviéndose muy distinta mi vida y no poder dejar para mañana lo que Jesús pide Hoy.
En este momento estoy en acompañamiento con una hermana de la congregación que les conté. A la espera de la voluntad del Señor para conmigo…
Me despido, incentivándolos a ustedes y decirles que busquen por donde busquen la felicidad no la van a encontrar en otro lado que no sea en ese Rey de la felicidad, es Él Creador de la felicidad en el Dador de la felicidad.
Si estamos dispuesto a servir a un rey…Te pregunto: ¿porque no hacerlo con el Rey de Reyes? Tu tienes libertad, tú eliges!

Jesús Eucaristía te abrace en cada encuentro y la Madre María guíe por tu camino.

sábado, 1 de agosto de 2009

Ayer cambié el traje de ejecutivo del Ibex por el hábito de jesuita

Tomado de El Confidencial.com:

No ha sido fácil. He dudado a la hora de aceptar el ofrecimiento brindado por McCoy para dirigirme a los lectores de El Confidencial por el pudor que me produce hablar de mí mismo ante desconocidos. Parecíame que es inevitable hacerlo sin buscar, consciente o inconscientemente, el aplauso de los demás y esto es muy poco evangélico. Tras consultarlo, voy a intentar vencer estos escrúpulos con la máxima sencillez de la que sea capaz.
Unos breves datos biográficos para explicar quién soy. Me llamo Alberto Núñez y he sido (hasta ayer 31 de julio) el Director de Estrategia de Gas Natural, cargo que desempeño desde que hace más de cuatro años me incorporara a la compañía. Anteriormente, he trabajado como analista bursátil, primero en Société Générale y luego en BBVA, donde mi último puesto fue de responsable de análisis del sector energético español y paneuropeo. En total, 15 años de trabajo en el mundo empresarial y financiero, en su gran mayoría en el sector energético y en dos de las principales empresas españolas de las que ha sido un orgullo formar parte.
La decisión de abandonar el mundo profesional y empezar una vida religiosa tras todos estos años es, para mí, la suma de diversos factores que se van entrelazando hasta confluir en una misma dirección. Estos factores son de índole profesional, personal y familiar. Soy consciente de que todos nos hemos planteado en algún momento decisiones de cambio de vida. Al final estamos hechos de carne y espíritu (y el espíritu gime cuando la carne domina).
En mi caso, siempre he perseguido con ahínco realizar un buen trabajo, pero comprobaba que las más de las veces sus frutos son amargos: el predominio del corto plazo, el tener que cerrar muchas veces los ojos y el corazón ante las realidades de la vida y el no tener tiempo para nada ni para nadie distinto del trabajo. Partido entre fuerzas de distinto signo, hace unos pocos años me plantee que sólo tenía sentido trabajar en un proyecto en el que al final del camino profesional o vital uno pudiera pensar que la vida -la única que tenemos- ha merecido la pena. En paralelo, mi creencia en la existencia de un Dios que se realiza en el Amor ha ido creciendo poco a poco hasta convertirse en una certeza experimentada. Sí, todos tenemos dudas.
A todos nos atrae lo material. Pero cuando comprendemos que la ternura, la compasión son lo más auténticamente humano (más que la razón), entonces cambia nuestra vida. La muerte de mi hermano hace cinco años a causa de un cáncer ciertamente significó un antes y un después. A partir de entonces, empecé a buscar enriquecer mi actividad profesional con otras. Primero inicié un voluntariado una tarde a la semana en un centro psiquiátrico de San Juan de Dios. Luego, me matriculé en estudios nocturnos de teología en la U.P. Comillas. Finalmente, hace dos años, la Compañía de Jesús me ofreció mudarme al Pozo del Tío Raimundo donde, además de colaborar y vivir con jóvenes, empecé un proceso de discernimiento. Y, por último, mi madre. A pesar de todo lo anterior no habría tomado esta decisión si ella no lo apoyase entusiastamente. Sin más hijos vivos que yo y sin marido, mi partida significa un sacrificio muy importante para ella, especialmente porque tiene una salud frágil. Un sacrificio que da sentido a su vida y que, por eso, acaba convirtiéndose en ganancia. En fin, no puedo explicar lo que ha pasado estos últimos meses y cómo todas las piezas del puzzle han ido encajando si no es desde el convencimiento de la existencia de que hay algo más de lo que captan nuestros sentidos exteriores. Con mucho respeto a quien lea estas líneas: está ahí, basta que empecemos a buscarlo; perdamos el miedo.