La mirada de Jesús es una mirada profunda,
penetrante, de comprensión, de afecto, de ternura, de atención singular.
Y nosotros podremos tal vez recordar ese momento, distinto para cada uno,
en el que hemos comprendido que Jesús había puesto su mirada en nosotros;
para unos sucede en los primeros años, para otros de adolescentes y para otros de jóvenes.
Es el momento en el que hemos sentido que algo distinto se movía dentro de nosotros,
que el Señor se interesaba por nosotros, que nos miraba y nos llamaba precisamente a nosotros.
Carlo Mª Martini, La audacia de la pasión (Ed. Khaf)
No hay comentarios:
Publicar un comentario