jueves, 11 de noviembre de 2010

La Cruz de los Jóvenes León, 6-10 noviembre 2010


Cuando en la fría noche del pasado miércoles, algunos de los voluntarios de León transportaban con solemnidad la Cruz peregrina de los jóvenes por las calles de Benavente para entregársela a la diócesis hermana de Zamora, pude ver la emoción en sus rostros e incluso alguna lagrima que se escapaba.

Era el acto final de cinco días intensos, muy intensos, en los que nuestra Iglesia de León ha dirigido su mirada a la cruz, signo permanente de salvación y esperanza. Ante ella han orado cientos de niños y jóvenes, presos, enfermos, cristianos de toda clase y condición, los sacerdotes y los seminaristas, los cofrades.
La experiencia de comunión eclesial, de familia, que hemos podido vivir no será fácilmente olvidada, ha de dar fruto de un modo que aún no podemos intuir.

Se agolpan ahora tantas escenas y encuentros… niños aupados en los brazos de sus mayores para que besaran el madero, la entrega de los voluntarios, dedicados en cuerpo y alma, testigos de la Cruz para sus hermanos jóvenes, la emoción del pueblo de Dios sencillo que se agolpaba para venerarla…

“¿Qué tiene de especial esta cruz?” Preguntaba un despistado al verla a hombros de los jóvenes por la calle. Y un hombre de mediana edad, a su lado, sin saber mucho de todo ello le respondía, “Es que esta cruz es algo especial, ¿no ve cómo la cogen? Es nada menos que la cruz peregrina de los jóvenes”.
Vino la Cruz y, con ella, un soplo de aire fresco, una bocanada de esperanza, que buena falta nos hacía y nos hace. Vino a prepararnos para la Jornada Mundial de la Juventud en agosto del 2011, a despertar los corazones fríos, a sacudir nuestra modorra, a mover conciencias y hacernos sentir pueblo peregrino. Y lo logró, más de los que llegamos a pensar que lo haría. Muchos escepticismos y miedos fueron derribados en estos días de gracia en que pudimos orar ante la bendita Cruz joven.
Ahora, su reto permanece. Como para los discípulos en la Pascua, que la experiencia de la Cruz sea el inicio de una resurrección que nos impulsa a la misión.

Rubén García P.

1 comentario:

  1. Buen comentario sobre la cruz y los sentimientos que produce el estar cerca de ella o llevarla a hombros. que estas exoeriencias dejen un "poso" de amor hacía los demás.

    ResponderEliminar