En tiempos difíciles de crisis sociales y culturales, pero también de nuevas oportunidades para el anuncio misionero del Evangelio, Dios llamó a un santo español San Juan de Ávila, cuya fiesta celebramos ayer (10 de mayo) a ser misionero, predicador, reformador, director de almas y sacerdote hasta el fin.
Es el patrono de los sacerdotes seculares de España y merece la pena conocer el testimonio de su vida.
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