lunes, 20 de abril de 2009

Breve diario de una monja contemplativa


¿Qué te puedo contar? Mi vida, nuestra vida es muy sencilla, es más para vivir que para hablar de ella... sin embargo, la experiencia gozosa de encuentro con Cristo y de dedicar toda mi existencia a Él y al anuncio del Reino, me impulsa a compartir contigo mi estilo de vida, para que intuyas aquello de que "Sólo Dios basta", que Jesucristo basta para llenar una vida, y que la llena toda...

Hacia las seis de la mañana las campanas anuncian que comienza un nuevo día, que la vida se despierta y mientras las luces de la ciudad se van apagando porque el sol está a punto de nacer, nosotras comenzamos nuestra jornada levantando el corazón hacia el Señor de la Vida... Nos reunimos para invocar al Espíritu y saludar a María, y después, en silencio, nos retiramos al fondo de nuestro corazón para orar... y allí, en la hondura de nuestro ser, se acunan lentamente la Palabra y el Silencio, balanceadas por el suave susurro del amor...

Del silencio brotará el canto, y las Laudes serán nuestra alabanza al Dios Creador del cielo y de la tierra. La Eucaristía será el banquete con el que comenzamos la jornada. La Palabra, los cantos, la comunión en el Cuerpo y la Sangre de Cristo convierten nuestra vida en eucaristía viva, pan partido y sangre derramada...

Después de un tiempo de acción de gracias, pasamos al comedor. En silencio. Es la hora del desayuno. Unas veces, escuchando música, otras, en silencio, dejando resonar en lo hondo del corazón el eco que la celebración ha dejado en nosotras...

A partir de ese momento, la mañana transcurrirá entre el trabajo y la oración: "ora et labora". Oración litúrgica: Oficio de Lecturas, Sexta... y en medio, cada una a sus tareas: sacristía, cocina, taller, pastoral, acompañamiento... a las doce las campanas comienzan su danza para recordar el misterio de la Anunciación a María, de la Encarnación del Hijo de Dios, y el rezo del Ángelus brota de nuestros labios y nuestro corazón... un tiempo personal y un tiempo de lectura continúan alimentando el fondo del ser y del espíritu...

Después de Sexta y un breve saludo a María, la Madre, pasamos al comedor. Una hermana lee el periódico en voz alta, algún libro de espiritualidad, cartas que llegan a la comunidad... Después tenemos un tiempo de expansión, de compartir, pasear por el jardín y disfrutar de la naturaleza que nos habla de la belleza de Dios... Antes de retirarnos al descanso, quien desee libremente pasa por la televisión para ver las noticias, y así estar en comunión con todo lo que pasa en el mundo, en nuestra Humanidad. A las cuatro de la tarde, antes de incorporarnos nuevamente al trabajo, rezamos Nona, hora en la que recordamos la muerte del Señor Jesús, y en un minuto de silencio nos solidarizamos con tod@s l@s crucificad@s de la tierra... especialmente con los agonizantes...

Comienza el trabajo de la tarde. "Nuestro trabajo unido al de Cristo, tiene valor redentor. En ello encontramos una alegría profunda", dicen nuestras Constituciones. Somos así, "uno de tantos" corremos la suerte de l@s trabajador@s, al mismo tiempo que consideramos el trabajo como un factor de equilibrio en la vida contemplativa, a través del cual cada una de nosotras ponemos al servicio nuestros dones...

Al caer la tarde, nos reunimos en el coro nuevamente... ¡para cantar!. Es primavera. Los pájaros con sus trinos anuncian que llega la hora de Vísperas: La alabanza, la intercesión, la acción de gracias, brotan de los labios y el corazón... y preparan todo nuestro ser para la adoración... ante Cristo, resucitado, de corazón abierto, oramos en silencio, sí, contemplativamente...

Llega la hora de la cena. Las lecturas de la Eucaristía del día siguiente resuenan por todos los rincones del comedor y del alma. Y después cartas, un libro...

Y nuevamente, a compartir, reír, conversar... tiempo de descanso y relax... así vamos terminando nuestro día. El último momento de oración, serán las Completas,: "A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu..." , y toda nuestra vida, en las manos del Padre, se entrega al sueño que reparará nuestras fuerzas para continuar haciendo de nuestra vida un canto a la vida, y un compromiso de entrega a Dios y a toda la Humanidad.

Cada día nos trae nuevas sorpresas: una visita de un amigo/a, alguien que nos comparte su experiencia en una misión, el santo o cumpleaños de una hermana, una fiesta de la Liturgia, rompen lo que a simple vista pudiera parecer una vida siempre igual. Estos días de fiesta, al igual que los domingos, son siempre diferentes, conversamos en la mesa, tenemos más tiempo libre, tenemos algún postre diferente...

Las reuniones de comunidad, los días de retiro personal y comunitario, la formación, las oraciones compartidas con la gente del barrio... son siempre torrentes de gracia que el Señor derrama sobre nosotras...

Las puertas de nuestra casa, que se abren para acoger a tod@s aquell@s que buscan a Dios, (niños, jóvenes, adultos...) laicos o religiosos... renuevan nuestra conciencia misionera, al tiempo que abrimos el corazón para acoger a quienes nos evangelizan... Los talleres de oración, el acompañamiento espiritual, nos hacen testigos de la sed de Dios que hay en nuestro mundo, y también de su obra maravillosa en los corazones...

Y así, día a día, vamos buscando su Rostro:
"Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío..." (Salmo 42, 2)

Y siendo testigos de Dios con nuestras vidas:
"Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje" (Salmo 18)

Después de haberme escuchado, no sé qué opinas de todo esto, tal vez podrías compartirlo conmigo. Lo que sí te puedo asegurar es que soy feliz, que somos felices, y que vivimos con la certeza de que nuestra vida da fruto abundante, porque Él dijo: "Quien permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto" (Jn 15, 5).

Si quieres conocer más, ponte en contacto con nosotras y conversamos...

Monasterio de Cristo Redentor

Comunidad Contemplativa Redentorista
C/. Madre Celeste, 1-A
28044 Madrid
Hna. Mª Nieves Cogolludo
email: pjvceleste@hotmail.com
TELÉFONO: 91.508.68.00

+ Autor: www.redentoristas.es.fm
Catholic.net

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