miércoles, 3 de agosto de 2016

Testimonio hermano Rubén Darío





Mi nombre es Rubén. Soy religioso pasionista. Mis estudios de primaria los realicé en un colegio de las Hermanas Franciscanas de la Madre del Divino Pastor que siempre estaban pendientes de nuestra formación cristiana, cosa que me marcó muchísimo y que ahora les agradezco enormemente. Mis padres no eran practicantes. A los 12 años hice mi Confirmación, animado por mi abuela materna.

Cuando inicié el cuarto año de secundaria conocí a un grupo juvenil misionero. Me inscribí y empecé a tener contacto con una realidad que hasta ese entonces era desconocida para mí.  En Agosto de 1991 realicé mi primera misión popular. Fueron 30 días que me cambiaron de tal manera que empecé a desear hacerme sacerdote.

Tenía que hacer algo, me sentía capaz de ayudarlos desde lo poco que pudiera darles. Mi primera opción siempre fueron los jesuitas, pero todo ello cambió cuando conocí al P. José Manuel León: un pasionista venezolano que me impactó. ¿Pasionistas? ¿Y quiénes eran? Ni me imaginaba que existían. “¿San Pablo de la Cruz? ¡Están equivocados, es San Juan de la Cruz!” decía sin pensar que el equivocado era yo. Una frase: “la Pasión de Cristo es la obra más maravillosa del Amor de Dios”. Ése fue el gancho, con eso empezó el cambio; fue como amor a primera vista. 

 Inicié el proceso vocacional con José Manuel durante un año. En aquel entonces tenía 18 años y ya estaba en la universidad. Ingresé al postulantado pasionista en el 1995.  Estudié los dos primeros años de filosofía  e inicié el noviciado, pero no completé el año. Salí, por decisión propia y, regresé a casa. Los meses siguientes fueron de profunda tristeza, desolación y frustración. No quería saber absolutamente nada de Dios.

Murio mi hermano de 15 años en 1999, se deshizo mi familia yo me gradué con honores, me fui a la capital llegue a tener mi propia empresa a veces asistía a Misa otras veces faltaba durante meses, la oración personal nunca la perdí pero me sentía vació...todo esto ocurrió en 11 años.

Despué apareció el P. Valentín, un viejo conocido pasionista, que contactó conmigo y me ayudó a aclarar las cosas. 

Tras un tiempo de discernimiento, el 14 de Septiembre de 2010 inicié mi noviciado en la ciudad de Daimiel, Ciudad Real. Jamás en mi vida me sentí tan tocado por Dios. Fue un año que me cambió por completo. El 15 de Septiembre de 2011 realicé mi profesión temporal. ¡Por fin! ¡Soy Pasionista! recuerdo que durante casi toda la celebración litúrgica lloraba de felicidad, de emoción, de alegría.
¡Gracias Señor, porque a pesar de saber lo poco que soy, me haces fuerte, me transformas y me amas tanto que me llamas a consagrarme a ti, a tu Reino y a tu Iglesia!



No hay comentarios:

Publicar un comentario