miércoles, 27 de enero de 2016

Preguntas sobre el sacerdcio

–¿Qué le llevo al sacerdocio?
-El deseo de trabajar por el Evangelio y por Jesucristo. Fue un proceso largo que se fraguó durante mi adolescencia. Ya a los doce o trece años Jesucristo me gustaba y me atraía. Entonces se me ocurrió la idea de ser sacerdote.

–Y, ¿cómo conoció a Jesucristo?

-En primer lugar a través de la educación religiosa de mi familia. Después a través del colegio y de la parroquia.

-¿Qué le dijeron sus padres al enterarse de su decisión?

-Se sintieron muy alegres, satisfechos y orgullosos. Mis padres son muy religiosos y para ellos fue y sigue siendo una gran alegría.

-¿Ha notado que la gente se sorprende por su condición de cura?

-No mucho, pero alguna vez sí.

-¿No echa de menos tener una familia: mujer, hijos?

-En algún momento sí. Es lógico, ya que el sacerdote no deja de ser un ser humano normal con inclinaciones como el amor, una mujer, una familia. Se echa en falta, pero con verdadera vocación y convicción esa carencia se supera.

-Pero, ¿por qué se supone que un cura no se puede casar y tener hijos?

-La razón más importante es que la vida sacerdotal es muy exigente y para llevarla a cabo con verdadera entrega es preferible no tener las obligaciones lógicas y la entrega natural que conlleva una familia que atender y que cuidar. Una familia haría más difícil la dedicación  plena del sacerdote.

-¿Alguna vez se sintió atraído por el género femenino?, ¿le costó mantener el celibato?

-El celibato se puede asumir con una fuerte motivación religiosa. El amor humano, a una mujer, no es el amor más grande que puede haber. Puede haber otros amores mayores; y por ese amor mayor se puede renunciar al amor de una mujer.

-¿Pero eso no significa que un sacerdote no se pueda enamorar de una mujer?

-Eso puede ocurrir. Se renuncia a una mujer por el celibato sacerdotal, por la consagración de la virginidad de los religiosos, pero eso no excluye la posibilidad de que en algún momento se conozca a una mujer hacia la cual se sienta una atracción afectiva. Eso es perfectamente normal. Simplemente significa que el sacerdote sigue siendo hombre, no obstante no se debe dar pie a que pase y si ocurre apoyarse en alguien de confianza que te ayude a permanecer fiel,

-¿Salir del sacerdocio si te has enamorado es pecado?

-En algunos casos el abandono del sacerdocio puede ser una infidelidad a Jesucristo aunque no siempre. En algún caso es una situación, no me atrevería a decir de pecado, pero sí de contradicción religiosa.

-¿En qué caso?, ¿de que depende?

-Puede haber personas que hayan tomado la decisión de hacerse sacerdotes equivocadamente; gente que con toda su buena voluntad decidió embarcarse en la vida sacerdotal y descubre con el paso del tiempo que no es su camino. En ese caso, si tras unos años de experiencia en la vida sacerdotal se comprueba que no es la propia vocación, que esa persona reoriente su vida no creo que pueda ser una infidelidad, sino todo lo contrario. Pero si uno sigue queriendo el sacerdocio, sigue viendo que es su vida, que no debería renunciar a ello y que renuncia por el amor de una mujer o una familia, eso sí sería una infidelidad.

-¿Se ha arrepentido alguna vez de su decisión?

-No. Se pueden vivir momentos tristes o duros, pero nunca me he arrepentido.

-¿Ha tenido dudas de fé alguna vez?
-Alguna vez sí, aunque pocas. De momento están superadas.


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